Broto-Biescas y el Cebollar
Esta
vez el enclave de nuestras salidas se sitúa en Broto en pleno corazón pirenaico,
a puertas del valle de Ordesa. La hospitalidad de Chesu y Sil hace que disfrutemos de dos magníficos días juntos en
tan espectacular entorno, junto con nuestros hij@s. Disfrutamos rodeados de la
amplia gama de colores marrones, anaranjados y amarillos, con tonos ocres que
representan la madurez de lo caduco y da paso al invierno, también reproduce el
apogeo de la temporada de setas al igual que el fin de las cosechas y el
comienzo de las primeras nieves que tanta falta hacen.
Ya el miércoles por la noche nos dirigimos
rumbo al Sobrarbe, llegamos al apartamento de nuestros anfitriones, descargamos
la furgo, las bicis, nos repartimos por las estancias y preparamos la agenda
mientras cenamos con los peques. El viaje se ha resuelto entre etapas de fina
lluvia y espesa lluvia, en Broto ha llovido con insistencia, el rio Ara da
buena cuenta de él, con la esperanza de encontrar la ventana de buen tiempo
planeamos la salida en carretera con la firme convicción de no mojarnos mucho.
Como
dice Chesu, soy un yayo, y Morfeo me llama implacable e insistentemente y
sucumbo como de costumbre, cuando Javi Lucas tiene sueño…zzz.
Por
la mañana, desayuno potente, coca y yogurt, traje de invierno, incluyendo
etxeondo rojo, y primer chincheta, cotefablo por Broto, es un puerto con un
coeficiente de 87, asfalto en buen estado y con 13 km hasta el túnel que
atraviesa a su otra vertiente. Los primeros 5 km constan de una media constante
del 6% prácticamente y tras un llano de un km y una pequeña bajada de 500
metros asciende suavemente con dos kilómetros
al 2,5 % y sus tres últimos con una media del 5%, no es duro, pero saliendo en
frio de Broto y llevando unos días sin pedalear, recuerdas en las piernas
sensaciones olvidadas, gracias que la memoria de nuestros músculos y el
entrenamiento anterior nos respetan, y nos dejan disfrutar de la belleza del
paisaje.
Después de un fresco descenso llegamos a
Biescas, después de ver al camello… y echar un trajo de agua giramos ciento
ochenta grados para desandar nuestros pasos, curiosamente los puertos no se ven
igual bajando que subiendo, por eso pasamos dos veces.
El cotefablo por Biescas consta de casi 14
kilómetros con un 4% de media y un coeficiente de 106. Con un inicio suave en
el primer kilómetro, este va cogiendo dureza, en Gavín, recién comenzado su
cuarto kilómetro se empina y lo hace hasta alcanzar puntos del 9%, parece
rendirse el puerto del cuarto al séptimo, y al pasar Yésero comienza de nuevo a
sumar en positivo, del diez al trece casi rozamos el 8%, con rampas del 9 y
10%, dando paso al último kilómetro al 1% que incluye el interior del túnel que
da el nombre al puerto (o viceversa) y no lo incluye el desglose anterior.
Con
este recorrido pasamos del Alto Gállego al Sobrarbe en 27 kilómetros y un
acumulado de 553 metros sumados al 518 de la primera vertiente son 1071
acumulados y el doble de distancia, calentamiento para la siguiente jornada.
Al bajar el puerto nos encontramos con las
donas y l@s chics paseando por Broto y haciendo unas últimas compras para la
comida, que fue a una hora más bien temprana, puesto que la intención era ir a
buscar unas setas al monte, las setas eran parte de la cena, dicho y hecho, después
de una pequeña sobremesa, montamos en nuestras flamantes Volkswagen T4 y fuimos
a un lugar que protejo su ubicación con mi integridad física, y gracias a Chesu
y su olfato trufero y la inestimable colaboración de Olga “La joterica” que
siempre lo da todo, conseguimos una cesta con escaso robellón, pero cinco magníficos
Boletus Edulis, de los que pararíamos cuenta con el más sabroso risotto de
setas que he comido, y la seta a la plancha mas apetitosa que mi paladar haya
podido degustar y con el resto se preparó el famoso concentrado de Boletus….
Ya
por la mañana y con la suerte de encontrar la segunda ventana de tiempo
despejado en todo el puente volvimos a ascender el cotefablo desde Broto, esta
vez con las bicis de montaña, con la diferencia que en el kilómetro cinco del
puerto nos desviamos a la derecha por una pista de tierra en buen estado, esta
nos conduce ascendiendo a una media constante del 5,7 % hasta alcanzar casi los 2000 metros de altura,
donde encontramos la prueba de las primeras nevadas del año, en el ascenso nos
encontramos con numerosas reses, que apenas veíamos al estar metidos en un mar
de nubes que dejaban pequeños claros que aprovechábamos para hacer alguna foto.
La pista con buen drenaje estaba en buen estado, en la segunda barrera, fue
donde el terreno, debido a las vacas y sus lastres liberados en forma de torta
digerida, formaba un barrillo que endurecía el ascenso, y los tres últimos
kilómetros, ya con hielo en el firme y los kilómetros acumulados sin descanso
hacen la subida un poco más dura. Aunque el firme está en buen estado el
descenso es largo y relativamente pesado, se baja muy rápido y esto hace que los brazos noten el constante traqueteo,
sobre todo te das cuenta cuando llegas a la carretera, que suave y lisa…
Con
las burras y las equipaciones llenas de barro y boñiga de vaca nos dimos una
ducha y nos dispusimos para apechugar el segundo desafío de la jornada, Asador
Adolfo nos ofreció después de los entrantes a un suculento chuletón para compartir
entre dos, de 1200 Kgrs de carne, igualita que la que rumiaba por el cebollar
por la mañana, irresistible. Merecida sobremesa mientras los peques jugaban en
el lugar acondicionado para tal fin, mientras los papis junto a las mamis conversábamos
en la mesa junto al hogar…